Mi historia

No soy “la amiga trans”, soy simplemente Sammy.
Me gusta dibujar, ver series, editar imágenes por horas, descubrir artistas nuevos en Instagram. Tengo amigas que me han visto llorar, reír, perder el tiempo en TikTok o comer empanadas en la calle.

Soy hija, amiga, vecina, estudiante, soñadora. No quiero que me aplaudan por ser quien soy, solo que me respeten.

Todo eso tiene que ver conmigo, con mis gustos, mis formas de expresarme, mis obsesiones bonitas. No tiene que ver con ser trans.

También tengo amigas que me han visto llorar, reír, dudar y soñar. Con ellas comparto lo cotidiano: estudiar, chatear, salir a comer empanadas o perder el tiempo en TikTok. Eso me encanta. Poder ser una más, sin etiquetas, sin explicaciones, simplemente estando presente.

Aprender a quererme ha sido un camino largo. No siempre fue fácil mirarme al espejo y reconocerme con cariño. Pero con el tiempo entendí que no necesito la aprobación de todos, solo la mía. Cada paso que doy, cada decisión que tomo, es un acto de amor propio.

Me visto como me gusta, hablo como me siento y camino con la frente en alto. Eso no me hace especial. Solo me hace fiel a mí misma. Y eso es lo que intento cultivar cada día.

Me emociona pensar en el futuro. Quiero tener mi propio espacio creativo, trabajar con marcas que cuenten historias diferentes y ayudar a más personas a ver el diseño como una forma de cambio.

No busco privilegios, solo una oportunidad real.
También soy parte de todo: estudio, trabajo, opino, sueño.
No soy una excepción ni un símbolo.
Solo pido respeto, equidad y que se reconozca lo que soy, sin condiciones.